29 dic 2008

Los Santos Inocentes. Su Origen.


Ayer, 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, volvimos a escuchar, como todos los años, todo tipo de bromas y noticias ficticias en los informativos, tertulias y programas que se emitieron en todos los medios de comunicación.

Solamente en EITB – EUSKAL HERRIKO TELEBISTA se publicaban como una docena de ellas. Por ejemplo, en los informativos se aseguraba que “la llegada de la TDT se adelantaría a este 1 de enero y que las televisiones normales ya no servirían" o que, tras la polémica suscitada en torno al nombre de nuestra selección de Euskadi o Euskal Herria, “los aficionados iraníes se encontraban divididos sobre si denominar a su selección de Irán o de Persia”.

Todas estas bromas que se hacen en la televisión, en las radios, en las calles, entre niños, entre mayores, … son tan divertidas que hacen que el día de los Santos Inocentes sea extremadamente popular y que se haya convertido en una de las tradiciones más respetadas en todas partes.

Pero, ¿por qué se celebra el día de los Santos Inocentes? Y, ¿por qué se hacen las bromas o las inocentadas? ¿dónde está el origen de todo esto?

Para encontrarlo tenemos que remontarnos a comienzos de nuestra era, cuando el rey Herodes ordenó matar a todos los niños menores de dos años en la ciudad de Belén, temeroso de que Jesús, el nuevo mesías que acababa de nacer, le pudiese arrebatar el trono. A raíz de esta matanza, la iglesia católica decidió, allá por el siglo IV, conmemorar la muerte de estos niños, los Santos Inocentes, cada 28 de diciembre.

Sin embargo, con el paso del tiempo esta fecha acabó adquiriendo el carácter de día de las bromas que conocemos en la actualidad. Podemos hallar antecedentes de ellas en la antigua fiesta romana de los saturnales (el 17 de diciembre), pero el verdadero origen de las inocentadas se remonta a la Edad Media (Siglos V-XV). En el centro de Europa existía la costumbre de elegir, el día de San Nicolás (6 de diciembre), un Obispillo, seleccionado entre los niños del coro de las catedrales, y cuya dignidad duraba hasta el 28 de diciembre, día de "Los Inocentes". Por esta razón, y porque era heredero de otra figura popular anterior, la del "Obispo de los locos" (que representaba el inversión de los órdenes sociales y, por tanto le era permitido toda forma de bromas) tomó el nombre de "Obispillo de Inocentes".

A pesar de la persecución sufrida por la Iglesia por su carácter burlesco y sacrílego (1431, Concilio de Basilea), la costumbre continuó y se difundió a otros países como España, en donde adquirió gran arraigo. Cuando Sicilia estuvo bajo el dominio de España, con los españoles llegaron las inocentadas y, del mismo modo se trasladaron a América Latina dónde aún perduran, con modificaciones en la fecha de celebración dependiendo del lugar en el que se celebre.


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